Cuando estoy en invierno tengo una imagen recurrente en mi cabeza, y es que deseo que llegue el próximo verano para estar como Dustin Hoffman, en "El Graduado" sin hacer absolutamente nada en la piscina.
Como no tengo una piscina particular, lo que hago es llegar temprano a cualquiera de las piscinas abiertas que hay en Barcelona, e intentar aislarme del mundo... o por el contrario, integrarme a el. Esto último lo digo porque tengo que reconocer que uno de mis favoritas es una "piscina" en la que no se puede nadar, pero es casi como un oásis ideal para pasar las horas cuando el calor se hace insoportable.
Se llama "La torre de les Aigüas", que es un centro de manzana del ensanche con un "estanque" con una playa artificial bajo la sombra de los árboles, ideal para peques y verdaderamente recomendable, si no vais a hora punta por supuesto.
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